Domingo, 7 de noviembre de 2021
I Trail El Arcedianu. Amieva
Cuando llego a una carrera, la actitud es un poco “como
quien pasa por ahí”, tranquilamente, como que no pasa nada… Por dentro ya
van los nervios, las ganas, las ansias de kilómetros…
Ésta vez, llegaba a Sames, al Trail del Arcedianu
expectante. El motivo creo que se debe al poco volumen de entrenamientos las
dos semanas anteriores, y esto me hizo tener la idea de la competición, apartada
en algún hueco de la cabeza. A esto se unía las características de una carrera
nueva, por una zona desconocida para mí, con un clima adverso los días previos
(lluvia y frío). A lo anterior tenía que sumar los nervios por el estado del
terreno. Afortunadamente, el sábado y domingo hizo sol, no había niebla y a
pesar del frío, las condiciones para la carrera habían cambiado radicalmente a
un aspecto positivo.
El ambiente previo de carrera en un pueblo pequeño, acogedor
al cien por cien, con los vecinos involucrados, ayudando en cada corte o desvío
, animando, indicando lo que hiciese falta… era magnífico.
Con éste previo, nos preparamos para la salida. Cuenta
atrás, música oficial del Trail, 3,2,1… Y a correeeeeer…
El recorrido de la carrera lo tenía memorizado, perfil y
kms., pero no tanto el desnivel, cosa que después me daría cuenta de ello.
Los primeros 9 kms. serían de Trail. Por sendero de tierra
con algo de barro los primeros metros para pasar luego al asfalto, atravesando
los pueblos vecinos hasta el km. 3 aprox., y tomar una pista de tierra después.
Todo ello siempre en terreno ascendente. En esta primera parte de carrera,
salvaríamos un desnivel positivo de unos 500 m.
Antes del primer avituallamiento (km. 5) tenía sensaciones un
poco extrañas. Hacía mucho frío e intentaba mantener las pulsaciones, porque me
veía un poco acelerado. En el km. 2 empiezo a notar que el cuerpo no se acostumbra
al correr, algún pinchazo en la parte trasera de la pierna, en el cuádriceps de
la otra pierna no sé que le pasa… Total, que me intento tranquilizar, ya que
estamos al principio de la carrera, y si me pasa esto ahora no sé como llegaré,
y si llegaré. En fin…
Así que me tranquilizo y me digo que ésto, son los síntomas
del cuerpo que se está acostumbrando al ritmo, a la temperatura y a la carrera.
Entonces bajo un poco el ritmo, voy llegando a la calma y noto cómo el cuerpo
se va aclimatando al esfuerzo y a las condiciones.
Llegamos al km. 9 de carrera. Se acaba la pista de tierra.
Avituallamiento sólido y líquido. Comer galletas y plátano, coger unas
gominolas, girar a la izquierda y a subir. Aquí ya se acaba el terreno Trail y
empieza la montaña, pura y dura.
Tenemos por delante algo menos de 1 km. para salvar un
desnivel de unos 300 m. positivos. Esto se traduce en que el inicio de la
subida la hago a ritmo y en grupo. Cuando miro hacia arriba, veo a la gente que
me precede encima de mí, literal. Miro para abajo y detrás de mí no había
nadie, debajo sí. Con esto uno se da cuenta del desnivel al que nos estábamos
enfrentando. Parecía que subíamos por una escalera vertical. Echo otro vistazo
hacia arriba para ver una hilera de puntos pequeños, casi encima de mí, que
intuía a ver casi el final de la primera subida.
Por todo ello, decido, no
mirar ni arriba ni abajo, sino centrarme en el terreno que vamos pisando, e
intentar llegar poco a poco a la cumbre en las mejores condiciones (pensando en
el resto de carrera).
Una vez arriba… Uaaaaaaa, qué gozada. Es el primer pico de
la sierra que vamos a “crestear” , y es la que abriga al pueblo de Sames por su
parte izquierda. El terreno ya es de monte de roca, hierba y tierra. Por
delante nos quedan unos 4 kms. de “cresteo”, bordeando el Parque Natural, en el
que, estaba seguro iba a disfrutar.
Un poco de bajada y llega la subida al segundo pico, con
buenas sensaciones. Seguimos siempre en terreno técnico de sube y baja parando
de vez en cuando a mirar alrededor. La ocasión y situación lo merecía. Verte
ahí arriba, con el día despejado, rodeado de montañas y aire, con los nevados
picos de Europa vigilando cara a cara, es algo que se alcanza con esfuerzo y se
disfruta sin final…

Llevaba un tiempo bajando y estaba cerca del km. 14, con lo
que iba ya pensando en la bajada final cuando, de repente, aparece un pico, que
iba a ser el más alto de carrera (1.200 m. aprox). Al parecer teníamos que subir
aún hasta allí arriba. No puede ser (pienso…). Miro otra vez y… no, no, no puede
ser… miro otra vez más y… por hacer el pijo casi me tuerzo un tobillo, así que
no voy a mirar más porque prefiero más no mirar. Me planto en la base de la
subida y veo la hilera multicolor de la gente subiendo... Mecagonsumadre qué
jodido… Subida de unos 700 m. para un desnivel positivo de 200 m. (otra pared,
buffffff.)
De piernas iba bien, me encontraba bien, pero empecé (otra
vez) a plantearme el uso de bastones para este tipo de carreras. Hasta ahora
nunca los he utilizado. Prefiero sentir la dureza en las piernas, el esfuerzo,
pero… una ayuda, pues no viene mal.
Empiezo a subir poco a poco, miro el reloj, y con la idea
inicial de llegar al km. 15 en unas 3 horas, me quedaban para subir unos 45
min. aprox. Empiezo a ver gente parada con piernas cargadas, alguno con un palo
de ayuda (lo que demuestra la dureza ya acumulada hasta ahora), pero continúo subiendo
y consigo coronar y… Ojeada alrededor, más picos de Europa nevados, a la izquierda
otra sierra que deja atrás la zona de Cangas de Onís-Covadonga, otro
fotógrafo aquí arriba (está claro que también corren).

Nos dicen que cuidado con la bajada, que resbala algo. Total,
que resbalar no resbalaba mucho, si no que lo que había era un desnivel
negativo de la hostia. Una pendiente como pocas veces me había enfrentado.
Miraba hacia abajo y veían las casas como puntos sobre “i”. Daba algo de
vértigo estar en una bajada, muy técnica, con piedra, roca y mucha hierba que
facilitaba el agarre, ya que con suerte la lluvia los días previos había desaparecido.
Si no, esto habría sido otra historia, más fea…
Bajo muy despacio, concentrado y con mucho cuidado no
mirando demasiado abajo para no desviar la atención del terreno. Me encuentro
con un corredor tirado con un calambrazo y dolores terribles en el gemelo, y
asistido, por suerte, por una chica que le daba un masaje fisioterapéutico. Los
acompañamos con algo de beber, comer, etc., y una vez recuperado, continuar la
bajada.
El cansancio empezaba a aparecer y daba algún que otro traspié.
Uno de ellos me hizo apoyar la mano en una pared de roca con la consiguiente
herida de corte. Total, me digo: Carlinos con cuidado, a seguir concentrado y
con cuidado.
Me siento en una roca para bajar y calambrazo en la pierna
izquierda. Paro unos segundos a estirar, unos golpes y continúo. Las casas se empiezan
a ver más cerca, el desnivel de la bajada empieza a ser menor y la zona más
corrible, con algo de barro bajo bosque. Resbalón por aquí, resbalón por allá y…
hostiazo que viene. Me caigo de lado y me tengo que tranquilizar. Lo peor y más
bonito de la carrera estaba hecho. La subida, el cresteo, la bajada… Me
tranquilizo, me dejo llevar por un terreno más suave para llegar por fin al
avituallamiento del km. 15. Cargar agua, beber, comer unos frutos secos que me
vinieron super bien, porque estaba vacío y con mucha hambre, necesitaba comer.
Sobre todo, necesitaba comer. Tenía las piernas cargadas, pero aguantable. Lo
que más necesitaba era comer.
A partir de ahora ya quedaban por delante unos 7 kms. de
bajada por un terreno similar al del principio. Unos 2-3 kms. de asfalto y el
resto senderos de bosque bajo castaños, con más barro y una calma mezclada con las
ganas de llegar a meta y acabar.
La entrada en Sames fue muy rápida, porque se llega por un
sendero al pueblo por una callejuela, un giro a la derecha y… LA META…
Finalizo con un tiempo de 4 horas y 5 minutos para los 22
kms. de carrera y un desnivel acumulado de 2.800 m.
A partir de ese momento, toca ir asimilando la carrera, porque
la he sentido muy intensa.
Hay carreras que una vez acabadas, se te aparecen un montón
de emociones, palabras o momentos en la cabeza. Pero ésta carrera, no sé
porqué, si por sus características, por la intensidad de los kms. de montaña o la
dureza de esos kms., me hace tener que asimilarla. Me resultó dura y bonita a
partes iguales con una organización y marcaje perfectos.
Por lo tanto, ENHORABUENA a la ORGANIZACIÓN, a la gente FOTÓGRAFA,
que TAMBIÉN CORREN (estaban por todo el recorrido, en pueblos, senderos, picos…)
A seguir entrenando, disfrutando y volviendo a correr en
unas carreras que se echaban de menos. Vamooooooos!!!!!!!
Nos vemos en las carreras !!!!!!