Extravagancias ... ¿o qué?

"Te animo a escribir"
(Si quieres dejar tu parecer sobre algo, escribe a: correcarrerasturias@gmail.com)



UN AÑO MÁS NO ES UNO MÁS. ES UNO NUEVO, DE REGALO (14/12/2018)


Si hay Rock'n'Roll en tus venas,
Cada nota es una vida.

Larga vida al Rock and Roll !!!



LECTURAS DE DÍAS LEJANOS QUE VALEN PARA HOY (26/01/2014)



·         “El trono irradia dignidad, pero sólo por contraste con la sumisión que lo rodea; es la sumisión de los súbditos lo que crea su superioridad y le da sentido; sin ella el trono no es más que un decorado, un incómodo sillón de terciopelo raído y torcidos muelles. El trono es un desierto despoblado, es un bochorno.”

“El Emperador” Ryszard Kapuscinski

·         “Su Augusta Majestad regañaba a los funcionarios por no entender un principio tan sencillo como el del segundo fardo. En realidad, un pueblo nunca se rebela porque lleve a sus espaldas un fardo muy pesado, nunca se rebela porque se le explote, pues no conoce la vida sin explotación, no sabe que tal vida existe, y ¿cómo se puede desear algo que no cabe en nuestra imaginación? Un pueblo sólo se rebela cuando alguien de repente intenta cargarle con otro fardo. Entonces el campesino no aguantará más; caerá de bruces en el fango, pero se pondrá de pie de un salto y asirá el hacha. Y, tened en cuenta, señor, que lo hará no porque ya no pueda sostener esa segunda carga, no, ¡aún tendría fuerzas para soportarla! El campesino saltará porque tendrá la sensación de que tú, al echarle subrepticiamente y de sopetón un fardo más sobre los hombros, has intentado engañarlo, lo has tratado como un animal, has pisoteado el resto de su dignidad, ya de por sí pisoteada, y lo has tomado por un idiota, que nada ve, nada siente y nada comprende. El hombre empuña el hacha no en defensa de su bolsillo sino en defensa de su condición de ser humano. Creedme, señor, así es, y por eso Su Majestad reprendió a los funcionarios que por comodidad y vanidad propias, en lugar de ir aumentando las cargas poco a poco dosificándolas en pequeños saquitos, lanzaron, arrogantes, todo un enorme saco sobre las espaldas de los campesinos. Acto seguido – y en aras de la futura paz del Imperio- Nuestro Señor obligó a aquellos funcionarios a que sin chistar se pusieran a coser saquitos y los añadieran a la carga haciendo una pequeña pausa entre uno y otro, no sin observar muy atentamente los rostros de los que cargaban con ellos y comprobar si aguantarían o no su peso un ratito más, si podían añadir todavía un poquito o debían darles un respiro. Reparad, señor mío, que todo el arte consistía en no hacer las cosas a ciegas, de manera burda y ruda y arrasando con todo, sino en leer en las caras, con bondad y cariño, cuándo se podía cargar un poco la mano y cuándo no, cuándo era posible apretar y cuándo se debía aflojar. Transcurrido algún tiempo, cuando la tierra ya había absorbido la sangre y el viento disipado el humo, los funcionarios, siguiendo las indicaciones del Monarca, volvieron a aumentar los impuestos pero esa vez dosificándolos, enganchando saquito a saquito, suave y cautelosamente, y los campesinos lo soportaron todo y no vieron en ello ofensa alguna”

“El Emperador” Ryszard Kapuscinski


CONVERSACIONES MUDAS (03/10/2013)

Lo expresaré de una manera visual, como un sueño. Ojalá fuese tan solo eso...

Y es que uno se queda sorprendido de caminar por un sendero y cómo, cuando menos te lo esperas, te hallas en medio de una inmensa pradera circular. Ves que su límite lo marcan los frondosos árboles que la rodean y tras ellos... el misterio. Un pequeño lago permanece estático, límpido y fresco. Alguna flor de color amarillo dibuja el verde traje de la pradera y más arriba, detrás de los árboles y su misterio, detrás de su sombra y su oscuridad, se alzan, inquebrantables, poderosas y grises, las rocas.
En medio de todo ésto, el silencio. Roto por algún que otro soplo de viento, siempre fresco que te envuelve y te hace temblar. Pero no de frío ni de miedo. De sentir infinito e inabarcable.

Hoy todo eso viene a la memoria y decido visitar las rocas, los árboles, el lago...
Alcanzo con gran esfuerzo la verde pradera y miro...
Ojalá hoy no hubiese existido el tiempo (me digo)...
Las flores amarillas ya no dibujan el traje verde de la pradera, están marchitas.
La sombra y la misteriosa oscuridad son cada vez más pequeñas. ¡Qué pocos árboles quedan!.
Incluso algunas rocas se han desprendido llegando hasta el borde del lago...

¿Por qué no habré venido antes?

A mi amigo (hoy supe que eres el Pícaro):
FUERZA !!!

Osoondo


UNA MAÑANA CUALQUIERA (16/09/2013)



Hoy es una mañana cualquiera porque no lo parece. Ya desde anoche la tenía en mi cabeza como la inminente aparición de un día especial, con deberes nuevos, temas pendientes que se iban encauzando y, por qué no, resolviendo. Quizá alguna sorpresa. Y como quería llegar bien descansado a ésta mañana, pinté de blanco mi cabeza y me obligué el abandono al sueño.

La pereza se adueñaba de mí en las primeras horas de ésta mañana. Como una mañana cualquiera. El café sería el mismo que en los últimos meses. Como una mañana cualquiera. El camino hacia la casa en la que permanezco hasta un par de horas, a veces tres, también es el mismo. Hasta la esperanza de encontrar alguna novedad en unas búsquedas entre nubes y anuncios, es la misma.

Sólo ahora, que pienso que ésta mañana iba a ser otra, la disfrazo. Y me veo en el camino de vuelta a mi casa entre gusanos gigantes que caminan erguidos sin mirar a nadie al lado del mar. Un gorila hembra, con miedo en la mirada, me ofrece una barra de pan mientras me agradece que le pague los 85 céntimos que vale. 

Dudando entre una calle o la otra llego, casi sin darme cuenta, hasta un portal vacío que unos días antes no se podía entrar. Me decido a pasar. Una chica marinera, de manos grandes y dedos rojizos me da la bienvenida mientras golpea un yunque de madera. Cuando le digo lo que quiero, rápidamente se hace con un cuchillo y me lo prepara. Todo sobre ese yunque de madera.  Me entrega el pedido a cambio de unas monedas y me voy.

Y ahora empieza a llover. Estoy en casa, pero hace frío y siento la humedad de la lluvia. Miro por la ventana y a pesar de que los cristales están secos, yo estoy empapado. Está lloviendo encima de mí, dentro de la casa. En el salón está lloviendo. Mis manos mojadas no estropean la tinta con la que escribo éstas palabras, pero mi cuerpo tirita. Los talones de mis pies están fríos y no me puedo mover. Tan solo puedo girar la cabeza para observar la lluvia a través del cristal y mover los dedos de las manos sin dejar de escribir. Y me alegro de sentir éste frío.

De repente el salón se invierte. El suelo pasa a estar en lo alto y los muebles están al revés. Yo sin embargo mantengo la posición. El café no se vierte de la taza a pesar de estar boca abajo. ¡Qué raro todo! … Continúo escribiendo con normalidad y… ¡Ya está!. 

Ya no es un día cualquiera. La mañana se ha convertido en una fantasía y yo en un mago malabarista sentado en una silla de espuma. Y ahora pienso…

Me voy a quedar así un rato más…
 
Osoondo





CUANDO LA MENTE VUELA (05/07/2013)

Han pasado unos cuantos meses desde la última extravagancia pública y hoy, gris y pegajosa, mate pero penetrante, la luz del sol escondido me deja volar...

Un día, hace unos años, había sentido ésto mismo y la mente ... voló. En aquella ocasión trataba de:



RETRATO DE UNA OBLIGACIÓN

Sentados en altos taburetes y apoyados en la barra un café, últimamente venía siendo siempre el mismo, uno frente al otro, hablaban los dos amigos. En un ambiente cargado de humo, color y perfume, que no difería mucho del bar del Holiday Inn o cualquiera de los muchos hoteles de reporteros de guerra, discutían de eso, de guerra.

Que si la ciudadanía tiene o no derecho a ver la realidad de lo que acontece en la guerra, que si se han de publicar todas y cuantas fotografías hayan sido “disparadas” en tal o cual contienda ... . ¿Exceso de morbo?

¿Derecho a ver la realidad?. ¿Cuándo se hablará de OBLIGACIÓN a ver la realidad? Todos y cada uno de los humildes ciudadanos de este mundo que conocemos y que llamamos mundo se halla en plenitud de derecho a conocer todo lo que sucede en cualquier lugar. Pero no sólo eso sino que además tiene la obligación de conocerlo. Si en una guerra se cometen atrocidades, que es lo habitual en ellas, hay que verlas. Si se fotografían cadáveres mutilados, ensangrentados, sin manos ni orejas, hay que verlo. Todo ello es consecuencia, si no de nosotros, de un lugar habitado por nosotros y en el que actuamos movidos por algo. No olvidar, amigos de la barra del café, nuestras obligaciones.
El derecho a ver o no ver la realidad que cada cual lo ejerza como su estómago o conciencia lo permita.

¡Publicar todas las fotos de una guerra!. ¡No ceder al chantaje de la censura apelando al sentido del decoro o el buen gusto!. Una guerra no entiende de eso. Y nosotros estamos metidos en ellas hasta atrás.

“¡Mirar lo que estamos haciendo!” (o permitiendo)



Osoondo




STRAWBERRY FIELDS (21/11/2012)


Hoy sí, parece que lo he logrado. Me he escapado de mi vida.
Había conseguido un billete de ida y no lo iba a desaprovechar. En cuanto me subí, rápidamente fui transportado. Tan rápido que ni me enteré. En un tiempo tan infinitamente corto, que los sentidos de una persona  no eran capaces de apreciar…

… … …

 La arena es fina, amarillenta. Está húmeda. Mientras camino, noto que mis pies no son los que me avisan del andar. Ellos no me dicen nada, no sienten nada. Así que decido descalzarme. Me quito también los calcetines y dejo mis pies desnudos, en contacto con la arena húmeda. Entonces sí, ahora un pequeño escalofrío me recorre el cuerpo. Justo en el momento en que apoyo el pie derecho, al instante, un viento húmedo, fresco y esperado aparece para recorrer mi cuerpo. Me apuro para desnudar el pie izquierdo y sentir ese frescor casi al mismo tiempo. 

De los dedos pasa al empeine y al tobillo. Una vez allí, ese viento fresco y húmedo da un giro brusco para buscar la tibia y conseguir alcanzar la rodilla. Cuando por fin llega a ella, el muslo empieza a sentir ese frío desconocido que te hace estar alerta y, por fin, salta por la cintura hasta el torso para esparcirse ya en un descontrol de sensaciones en manos y orejas. La nariz no se escapa y también la siento húmeda.

Abro los ojos más de lo normal provocado por esa sensación de frescura, temblando los párpados y haciendo guiños intermitentes hasta que me acostumbro a mi nueva temperatura, y a mi nueva estación. Empiezo a caminar dejando atrás las zapatillas y los calcetines y me siento en comunión con la tierra. A cada paso siento su caricia, y ella sentirá la mía, seguro. Las huellas de mis pies quedan dibujadas en la arena y su estela se vuelve infinita.

El aire es blanquecino. Una ligerísima y casi transparente nebulosa lo llena todo. El mar despide infinitas y minúsculas gotas de agua que se quedan bailando en el aire. Y viajan. Esas minúsculas gotas habrán venido de lugares desconocidos, remotos y ahora están aquí conmigo. El mar las ha traído para meterlas en mis pulmones y llenarme de vida. Inspiro y siento toda esa bruma dentro de mí. De nuevo el viento fresco me inunda por dentro. El agua es vida y me la estoy bebiendo toda. Me refresca y me dibuja una sonrisa en los labios… Ya no soy dueño de mi cuerpo…

…Mi cuerpo ya no reacciona a mis órdenes, no se mueve por mí. Ahora estoy al albur de lo primario; la tierra, el aire, el agua…

…Y por unos instantes me quedo aquí …  

Osoondo




LOS CASI ÉXITOS (30/09/2012)

De nuevo estoy ante la hoja de papel en blanco y con una idea para escribir. Después de ella a ver qué me deparan las palabras…

Pues el tema ye el siguiente (como se suele decir), y es la sorprendente noticia escrita en un minúsculo espacio en la página izquierda del periódico y en la esquina más recóndita del mismo, que dice que han hallado azúcar en el gas que rodea a una estrella que está a 400 años luz de la Tierra. Según el investigador, es un compuesto muy similar al del azúcar que echamos al café. Lo fascinante, según el astrónomo, es que las moléculas de azúcar están cayendo en dirección a una de las estrellas del sistema.

Después de haber leído esto, las preguntas: ¿Cómo que gas alrededor de una estrella?, ¿Y el azúcar en ese gas, que está en el espacio, o en el vacío… ¿?...?, ¿400 años luz?, ¿y lo más fascinante es la dirección de caída del azúcar, por qué?

¡Vaya movida!, esto sí que es quedarse sin palabras. Realmente me doy cuenta de las limitaciones de la mente, bueno en este caso de mi mente. Creo que estoy en ante un delgado hilo eléctrico que no puedo atravesar. Intento imaginar una nube de gas y azúcar alrededor de una estrella sobre un fondo negro del espacio o del vacío, y mi corazón se acelera. Pruebo a reunir en un mismo sentido el azúcar, la estrella, el espacio y la vida; e innumerables “nosequé” minúsculas en mi cabeza se revolucionan y se alteran, llevándome al caos y al estado ignorante del no llegar al conocimiento ni a las repuestas.

La vida es, entre otras cosas, una adaptación al medio. Y para llegar a algo hay que intentarlo. Y si no se puede, hay que buscar alguna alternativa para conseguirlo y así darnos por contentos en el éxito o casi éxito de nuestra aventura.

Y esto es lo que, sin darme cuenta, acabo de hacer.

Como estoy intentado imaginarme la molécula de azúcar, la estrella rodeada de gas y azúcar, el negro espacio y la dirección del azúcar hacia la estrella a 400 años luz de la tierra, todo ello visto desde un telescopio situado en el desierto de Atacama… Ufff !!! 

Las “nosequé”  de mi cabeza ya revolucionadas me dejan paso a mi segundo intento por escapar de una ignorancia científica: Ahora me consuelo (quiero decir: me digo a mí mismo), que el preguntarse cosas es síntoma de estar vivo, de existir. Pensar y pensar por el simple y gran fin del conocimiento y la respuesta, es lo que nos hace seres inteligentes: Buscar respuestas y sentidos a cuantas cosas nos encontremos en cualquier momento o encontrar explicaciones racionales en un sentido físico y material. 

Y con esto acabo de encontrar esa alternativa y me doy por contento por el casi éxito de mi  aventura. No sé las respuestas de mis preguntas ni soy capaz de imaginarme a la molécula de azúcar, a la estrella o a la distancia de 400 años luz. Pero al menos, se me ha pasado por la cabeza.

Y con ello me doy por satisfecho. Creo…

Ahora, a escuchar a los STROKES 

Osoondo


Y LLEGÓ LA TARDE (25/05/2012)


“Si yo te digo ven, tú no me dices nada. No tienes corazón, ¿Qué tiene tú querer?”, repite una y otra vez Maita Vende Cá.

En este momento no oigo nada más que esto. Mis orejas están cubiertas por el agradable, cálido y esponjoso auricular. Con los ojos cerrados me sitúo en un escenario indeterminado. Abajo sillas. Todas vacías menos una, la mía. Arriba la música, sin manos ni bocas. Toda suena sola, como movida por hilos invisibles. De vez en cuando surge del vacío un espeso pero inane humo blanco. 

Y allí me veo, de espaldas a mí y escuchando la música en ese vacío escenario con mi amiga la soledad.

Tan sólo unas horas antes, pensaba en quemar un montón de fotografías y, ahora… Quizá ese inane humo blanco sea la pira de mis fotos… Quizá…

Tan sólo unas horas antes, contestaba al mensaje de una amiga. Una de sus inquietudes también era la mía y, en cierta manera, encontré el desahogo.

Hace unos minutos, cerraba las ventanas de mi casa. La lluvia quería entrar. Aún no sé porqué no la dejé entrar.

Y ahora, ahora, ahora… Soy música… Y soledad… Y oscuridad…

Silencio, escucha la música…

Osoondo

EN EL DÍA DE LA MUJER (08/03/2012)

"... ahí lo tienes, reina, le dijo, es tu eclipse, pero Manuela Sánchez no contestó, no le tocó la mano, no respiraba, parecía tan irreal que él no pudo soportar el anhelo y extendió la mano en la oscuridad para tocar su mano, pero no la encontró, siguió buscándola con las dos manos por la casa enorme, braceando con los ojos abiertos de sonámbulo en las tinieblas, preguntándose dolorido dónde estarás Manuela Sánchez de mi desventura que te busco y no te encuentro en la noche desventurada de tu eclipse, donde estará tu mano inclemente, dónde tu rosa, nadaba como un buzo extraviado en un estanque de aguas invisibles en cuyos aposentos encontraba flotando las langostas prehistóricas de los galvanómetros, los cangrejos de los relojes de música, los bogavantes de tus máquinas de oficios ilusorios, pero en cambio no encontraba ni el aliento de regaliz de tu respiración, y a medida que se disipaban las sombras de la noche efímera se iba encendiendo en su alma la luz de la verdad y se sintió más viejo que Dios en la penumbra del amanecer de las seis de la tarde de la casa desierta, se sintió más triste, más solo que nunca en la soledad eterna de este mundo si ti, mi reina, perdida para siempre en el enigma del eclipse, para siempre jamás, porque nunca en el resto de los larguísimos años de su poder volvió a encontrar a Manuela Sánchez de mi perdición en el laberinto de su casa, se esfumó en la noche del eclipse mi general, le decían que la vieron en un baile de plenas de Puerto Rico, allá donde cortaron a Elena mi general, pero no era ella, que la vieron en la parranda del velorio de Papá Montero, zumba, canalla rumbero, pero tampoco era ella, que la vieron en el tiquiquitaque de Barlovento sobre la mina, en la cumbiamba de Aracataca, en el bonito viento del tamborito de Panamá, pero ninguna era ella, mi general, se la llevó el carajo, y si entonces no se abandonó al albedrío de la muerte no había sido porque le hiciera falta rabia para morir sino porque estaba condenado sin remedio a no morir de amor, lo sabía desde una tarde de los principios de su imperio en que recurrió a una pitonisa para que le leyera en las aguas de un lebrillo las claves del destino que no estaban escritas en la palma de su mano, ni en las barajas, ni en el asiento del café, ni en ningún otro medio de averiguación, sólo en aquel espejo de aguas premonitorias donde se vio a sí mismo muerto de muerte natural durante el sueño en la oficina contigua a la sala de audiencias, y se vio tirado bocabajo en el suelo como había dormido todas las noches de la vida desde su nacimiento, con el uniforme de lienzo sin insignias, las polainas, la espuela de oro, el brazo derecho doblado bajo la cabeza para que le sirviera de almohada, y a una edad indefinida entre los 107 y los 232 años."

El otoño del patriarca (Gabriel García Márquez)


GENTE DE OTRA PASTA (17/02/2012)

Ahora ya lo practico menos, pero siempre me ha gustado escribir y hacer declaraciones como si fueran de otros. Como si contara algo que me es ajeno.

Dicho esto, sé de alguien que acostumbra a leer el resumen semanal que Jose Luis García Martín publica en La Nueva España. De igual manera, a cada uno de nosotros le suceden cosas que, bien se quedan grabadas en la mente o en papel, bien se van como vinieron. La mayoría de las veces, se van como vinieron. Pero hay otras veces que, este alguien, no quiere que se olviden y las escribe. La escritura es la mejor de las memorias.

Así, me dice cómo el domingo, bajo el aliento del frío en una pseudochabola colindante de una casa-bar-comidas, escuchaba cómo le daba una lección de vida un hombre de piel roja, pelo cano, muy cano y manos duras como la gélida mañana. 

           -      Y es que la gente de antes dura más (a edad se refería) porque uno se lavaba menos. (¿Eh?). Sí home sí, ahora tamos tol día que si cremes pa`quí, cremes pa´lla, duches to´los días, ¡ Bah !… Antes, lavábamonos con agua fría y no to´los días, y por eso teníamos la grasa repartida por todo el cuerpo. Ahora, con agüina caliente y bañándose to´los días, ya no ye igual…

Una teoría que … no sé, ahí está. 

Lo que sí que está claro es que la gente de antes es más dura que nosotros, gente de ahora. Está hecha de otra pasta. No les quedó más remedio 

…Si no que le digan a ese alguien cómo hace para sacar las vísceras de un cerdo en plena matanza…

Gracias Pepe por dejarme vivir ésto
Osoondo


CARRERAS SIN CONDICIONES (23/01/2012)

Recientemente, en una de mis lecturas, pude conocer y reflexionar después sobre los actos más puros; los instintivos. Esas cosas que se hacen porque te salen de dentro de ti, con los más límpidos sentimientos. Esas cosas que, en el fondo, son tú mismo y que te hacen hervir la sangre si se quedan dentro.

En esa lectura, conocí cómo personas de clases “populares” en el Madrid del año 1808 se rebelaban contra el poder sibilino y cada vez más claro de segundas intenciones de los franceses. Mientras el ejército, la clase política e incluso la monarquía se quedaban al margen y dejaban actuar al imperio francés en España, la ciudadanía se levantó. Con sus cachicuernas, tijeras, hachas y lo que fuere menester, defendieron su “patria” y honor con lo que tenían: su vida. Sin condiciones. Les salió de dentro.

Esto me hizo pensar sobre lo que cada uno somos y hacemos. Al margen del objetivo, del grupo al que pertenezcamos  y de los éxitos que consigamos, cada uno hacemos cosas porque sí. Porque nos salen de dentro, porque las necesitamos hacer. Sin condiciones.

Los días laborales de la semana, al llegar a casa después del trabajo, nos preparamos para salir a correr. ¿Por qué?. Cuando estamos cansados y a veces algo estresados, y en otras ocasiones tomábamos una cerveza o nos sentábamos en algún rincón de la casa, ahora salimos a correr. ¿Por qué?. Con el frío del invierno, de noche y a veces lloviendo, salimos a correr. ¿Por qué?. Los fines de semana, que se pueden aprovechar para alargar el sueño, madrugamos un poco para ir a correr, si es que no hay competición ese domingo. ¿Por qué?

Cada uno habrá ido respondiendo a cada pregunta con su propia respuesta, pero lo que me hace proponer esto, es que sin pertenecer a agrupación alguna, sin tener obligación, sin haber persona que nos indique que lo tenemos que hacer, y casi sin saber lo que vamos a conseguir con ello, lo hacemos. Cada día salimos a correr individualmente y cuando acabamos … Ay!, esas maravillosas endorfinas… Nos sentimos felices.

Y corremos porque nos sale de dentro, no hay rey ni política que nos lo indique. Todos somos iguales y corremos sin condiciones. Corremos porque si no, nos herviría la sangre dentro. Así nos rebelamos. Y lo hacemos porque somos así. Somos un "ejército" de corredores. No hay nada más. Sin condiciones.

Osoondo


 MACHU PICCHU (10/01/2012)

Una vez allí, sólo queda escuchar las "palabras" de los Apus y sentir la Ciudad Sagrada

Conoce Machu Picchu


MOMO   (29/11/2011)


"O la extraña historia de los ladrones
del tiempo y de la niña
que devolvió el tiempo a los hombres "

Que si llego a casa estresado, que si corre que me cierran la tienda, que si tengo prisa ya te llamo...

¡¡¡ NO !!!

El tiempo es mío y lo tengo que usar...
... te tengo que escuchar...

Y así todo el mundo

Osoondo

PERSONAJES DE CARNE Y HUESO   (10/11/2011)

Resulta un tanto fantástico cómo hay encuentros inesperadamente curiosos.

Un poco antes de la hora salgo de la oficina. Pienso en lo que habrá hoy de menú, y que tengo hambre. En los escasos diez minutos hasta La Cuadra de Antón, el restaurante donde habitualmente almuerzo, me fijo, como siempre en la gente, los escaparates, carteles…

Ya en la mesa y esperando por la comida, ¡Zas! ¡Sorpresa!. Frente a mí se sienta uno de esos personajes que estaba viendo en los carteles en plena campaña política. Cuando me fijaba en los carteles, pensaba si la foto estaría retocada. Ahora era el momento de saberlo, pero mi especial discreción, hizo que me quedara con la duda. Además, por respeto a él y a su acompañante no digo ni palabra.

En el tiempo que duró el almuerzo, no fui capaz de dejar de escucharles. Nunca es mi intención escuchar las conversaciones de nadie, pero ésta vez era distinto. Un hilo invisible conectado a un vaso unía mi oreja a sus discretas palabras. 

Con una dulce tranquilidad y confianza hablaban. De medicina; que si rehabilitación, que si vómitos, que si paro renal. De repente alguien le felicita por el debate de ayer. “Me defendí como pude” le dice con natural modestia. La política aparece con referencias a Jáuregui, Convergencia y Unió….“Tan sólo dormí tres horas”... “La empanada que me dejaste estaba ríquísima, por cierto”...

Siguen comiendo y vuelve la medicina, después que si la tarde la tiene más o menos tranquila… Un acto en Laviana…

Que si Rajoy. Que si el Banco Central Europeo envió una carta con los recortes necesarios en sanidad, edad de jubilación …

“...Comeré un poco de empanada, que estaba riquísima”...

Y así hablando de la vida, de los políticos, del día a día laboral, de cosas comunes y alguna que otra confidencia, estuvieron sentados a la mesa y comiendo como yo. Como todos los que estábamos en el restaurante.

Es un personaje político y es de carne y hueso, como nosotros. Así lo vi en las pocas miradas que nos cruzamos

Osoondo

SI HAY DESTRUCCIÓN, HAY REGENERACIÓN   (09/11/2011)

Leyendo la revista Zona Run&Race, he visto un artículo muy interesante. Copio lo que dice:

"Con el concepto de destrucción nos referimos al concepto muscular. Cuando realizamos cualquier esfuerzo muscular generamos destrucción en el músculo, esto genera un componente de regeneración y la aparición de mejores condiciones musculares. Si hacemos un ejercicio que no nos compromete porque somos capaces de realizarlo sin dificultades, no vamos a progresar, puesto que nuestro organismo no tendrá que hacer ninguna modificación porque no tiene ningún problema para realizarlo. En el momento que un ejercicio duro nos supone un reto, el cuerpo está obligado a llevar a cabo los mecanismos necesarios para poder realizar tal exigencia. Por lo tanto, si hay destrucción, hay regeneración. Si hay destrucción, hay mejora del rendimiento"

Pensando en consejos de conocidos más expertos que uno mismo, siempre venían a decir que hay que variar los entrenos, no hacer siempre lo mismo. Ahora lo veo más claro.
Respecto a los entrenamientos duros, está claro que hay que forzar algo el cuerpo para mejorar. La cuestión está en saber forzar para no llegar a romper...

No sé, todo ye complicado
Osoondo

EL CONGELADOR   (03/11/2011)

Hoy he leido en la versión digital del diario "La Nueva España" la vuelta a las becas de la Asociación de Deportes Olímpicos (ADO) para Marta Domínguez. Me alegro por ella, porque es sabido que ha quedado absuelta del supuesto caso de dopaje y de tráfico de sustancias dopantes y de pertenencia a banda traficante y... yo qué sé más...
La verdad, y lo primero a mencionar es lo inexplicable de tales acusaciones. Parecen comentarios de patio de colegio con balas de plata. Disparan a matar. No se sabe quién ni por qué, pero así es.
Por otra parte, tampoco se saben de dónde salen las acusaciones. Al principio se asemejan y aseguran que son reales y con fundamento. Más tarde queda en agua de borrajas.

El tema me lleva al siguiente punto: ¿Qué pasa ahora con Marta Domínguez? Si vamos a lo más sencillo, una chica que se dedica a entrenar y a competir, a conseguir éxitos personales y nacionales, ¿Por qué la ponen en la palestra? Le congelan las becas y ahora se las descongelan... ????????????????????????????????
Quizá haya que cuestionar también a los donadores o evaluadores de entrega de becas lo mismo que a los atletas no?

No sé. Todo ye complicado
Osoondo