Sábado 16 de septiembre de 2023
Ajeno a todo lo que vendría después, estaba en la línea de
salida en la Foz de Morcín por tercer año consecutivo. Era también la segunda
vez que iba como parte de la organización en labores de apoyo en la carrera,
por si me encontraba algún percance o lo que fuera junto con el resto de
compañeros de equipo
Foto: Martínez
Mientras esperábamos la salida, no dejábamos de mirar de reojo la famosa canal de Morcín, por donde se iba a subir al Monsacro (debido a un cambio obligado en el recorrido). Es un tramo duro, porque en apenas 1 km. se suben 300 m. positivos, y eso nada más salir.
Una vez llegamos arriba, la lluvia fina que nos acoge y
refresca las piernas, hace que los siguientes kms. por la zona de las capillas del
Monsacro sean agradables, y sin el bochorno que encontraríamos en la bajada y en
el resto del recorrido.
Foto: Palanquinos
Una bajada por la zona del Viacrucis, que es por donde se
subía en años anteriores y que ahora se encuentra hormigonada. Se hace rápida,
pero como queda mucha carrera, la pretendo hacer tranquilo para no cargar las
piernas en exceso en éstos 6 primeros kms. de carrera.
Volvemos al punto de arranque en la base de la canal del
Monsacro para seguir recto hacia las antenas, y así poder bordear el monte
hasta la otra cara y seguir ya, el recorrido original. En la pequeña subida ya no me
veía ágil, y en la bajada me encontraba cansado y casi sin ganas de correr. No me
notaba tan disfrutón como suelo estar siempre, pero yo concentrado, iba
pensando en superar tramos de carrera, y aún estaba en el primero hasta que llegué
a Santa Eulalia de Morcín.
Foto: Carmen Corujo
Ahí empezaba la segunda subida, y la afrontaba bien, a ritmo y sin gran desgaste aparente. Son unos 3 kms. donde a mitad de subida estaba el segundo avituallamiento. Todo pista de tierra y hormigón hasta ver, arriba del todo, el embalse de los Alfilorios que dejaríamos atrás para empezar la bajada a Palomar, tercer avituallamiento e inicio de la última subida.
Foto: Juan Romero Carnica
Ayyyyy, qué cansado me encontraba, qué calor,… pero no tenía
hambre, ni mucha sed… no sé… raro… Era el km. 20 aprox. y me quedaban unos 2 de
subida pero… aaaaamigooooo, a unos 400 metros de subir, no puedo más… voy más
lento, cada vez más y cuando entro en el bosque las piernas se empiezan a
quejar, el cuerpo me avisa de algo que no me gusta, y casi no puedo pensar… De
repente, entro en una zona de piedras que se hace incómoda y tengo que parar.
Las piernas se poden en modo punk y el cuádriceps se encrespa, estoy flipando.
Me siento y estiro, me levanto al poco tiempo y me noto mareado, el cuerpo me
dice basta, no más, y me vuelvo a parar. Sigo un poco, me siento otra vez. Los
corredores me pasan y me preguntan, y yo: “todo bien, pero tengo que recuperar
algo”… y no puedo más… Qué hago allí en medio del monte… no puedo más… Creo que
me voy a descomponer…
Tranqui Carlinos, ve poco a poco, me decía. Pero ya tenía decidido que
iba a abandonar. Así, llegar hasta la senda de Fuso me costó bastante, y cuando
la vi, era el km. 23,7 de carrera y solo me quedaba por delante ese tramo de 7
kms. de senda hasta llegar a Oviedo, pero me parecía muy difícil… tenía que malcaminar
ese tramo final, y eso si podía…
Ufffff, Palanquinos, aquí me quedo, tengo que abandonar…
Qué difícil es escribir sobre algo que no se ha conseguido
terminar. Han pasado ya 2 semanas y la cabeza ha pasado por varias fases: afianzarse
por haber tomado la decisión correcta, olvidarse de todo y no mirar ni las
fotos de carrera, preguntarse las razones y aprender de los errores, pero sobre todo tenía el orgullo herido…
No soy un gran atleta ni mucho menos tengo grandes records
en tiempos ni clasificaciones, pero cuando corro me gusta tener la seguridad de
que lo puedo hacer, si no sería una inconsciencia por otra parte. Y es aquí
donde creo que he fallado, me ha faltado más calidad de entrenos. No más
cantidad, si no más calidad, y eso es algo que tengo que mirar, porque a medida
que se cumplen años, con lo que antes hacía, ahora cuesta un poquito más, y se
recupera un poquito peor… y yo casi siempre voy aprendiendo a base de golpes…
El caso es, pienso, en que un coctel molotov de
diversos motivos fue lo que provocó que haya sido incapaz de acabar la carrera,
pero el detonante de la explosión ha sido la falta de preparación.
Ahora estoy empezando casi de cero, y asegurando las distancias
hasta encontrar la seguridad y la fuerza en las piernas para afrontar lo que me
proponga. He caído, pero me he levantado y sigo corriendo, y aprendiendo
siempre…
Gracias a la organización y a la chavalería fotógrafa, una
pena no haber disfrutado de la entrada en meta, que siempre es espectacular en
ésta carrera, pero ahora sí que tengo una cita obligada con la IV edición del
Trail de las Reliquias…
Nos vemos en las carreras
Vamoooooooooos !!!!!!!!