sábado, 13 de octubre de 2018

III Trail Valle del Samuño 2018

Domingo 23 de septiembre de 2018

Creo que, tengo que empezar por el final.
Gracias a la organización por hacer de una carrera un carrerón. No me cansé de decirlo a los voluntarios que me iba encontrando en cada recodo del monte (y de la mina), animando, informando y con la cámara en la mano para nuestro disfrute. Recorrido exigente, bonito y variado. Monte y, puro trail vamos...
Así que... antes de entrar en meta no pude más que mostrar mi agradecimiento (sin reverencias que no me dejaben les patuques, ji, ji...)

Y ahora a la carrera. Ufff, cómo dudaba en tomar la salida. De hecho creo que me puse en la línea por las ganas que tenía, porque por las fuerzas...
Un incómodo resfriado de casi dos semanas me dejó valdado, y mientras calentaba pensaba: dónde vas Carlinos...
Total, que salgo tranquilo


y los primeros kms. de sube y baja noto cómo no tengo esa alegría de correr y acelerar en las bajadas. En alguna subida me noto algo... no mareado, pero sí raro...
En mi cabeza ronda siempre la idea del abandono pero sigo... Voy estabilizando el ritmo tranquilo mientras pierdo posiciones y pienso en disfrutar lo que pueda el recorrido.
Las pistas de tierra bajo árboles de sube y baja de la Ruta de los Molinos dan paso a un sendero, ya todo cuesta arriba dirección al picu Espines (1.008 m.).


Las vistas empiezan a ser bonitas al ganar altura una vez alcanzado el tramo del Repechín, una dura subida de unos 200 m. tras los cuales vamos llegando al primer avituallamiento (Mayau Porrín-970 m.). Como y bebo algo y sigo ahora por el cordal que va a unir la parte más bonita de la carrera. En poco tiempo un poco de bajada y de nuevo a subir. Al Picu Cogollu (1.021 m.) ésta vez, y vistas alrededor (Ubiñas, Aramo...). Me encuentro bien, recupero y estoy empezando a disfrutar. Me dejo llevar y alcanzo un grupo para hacer la bajada hasta el Alto Urbiés (Alto la Mozquita) por zona de tierra  y pistas.

Llega el cruce de carretera (km. 8 aprox.) y seguimos por el monte dirección Mayau Miguel (2º avituallamiento). Un tramo duro de subidas y bajadas por un nuevo cordal. Empiezo a sufrir el calor y el agotamiento. La barrita que me había comido mientras bajaba del Cogollu ya la tengo en los tobillos. Bebo y me tranquilizo. Subo un repecho y aguanto. Bajo otro y noto las piernas duras. Subo otro repecho y... el que viene detrás de mí me ofrece sales (qué mal me debe de ver...) Na, que lo dejo. Tengo que ser consciente...
Cuando unos minutos más tarde ese mismo corredor me dice: Ánimo que está ahí el avituallamiento!!!
Ay!!! Qué bien!!! Pero, qué hago? Sigo?. Estoy en el km. 12 de carrera y llevo 2 hora y cuarto. Como un trozo de bizcocho y bebo Coca Cola. Me dicen que viene muy bien. Miro el perfil y llega una bajada larga, así que continuo. Si eso ya me desvío y lo dejo en otro punto...
Voy bajando y se me hace eterno. Bajada de sendero de tierra y alguna subida, con tramos de bosque, alguna pista de tierra... Me cruzo con unos voluntarios de la organización y compañeros de carreras a quienes pregunto por el resto de la carrera. No me gusta nada lo que me cuentan (je, je...) pero sigo. Llega el km.16 aprox. y un avituallamiento líquido improvisado (debido al calor, ojo con el detalle eh?) me permite parar, tomar un gel y seguir. Vamos Carlinos, sigue, sigue...

Acaba la bajada y entro en una zona de pista ancha de tierra. Empiezo la última subida al picu Rondiz. El inicio es constante pero poco a poco me voy adentrando en el bosque y sólo oigo un riachuelo y a veces el silencio... Estoy en el medio del bosque rodeado de la civilización y NO OIGO NADA!!! Aún noto esa sensación y me encanta !!!
El recorrido es duro ya. Sube, sube, algo de bajar y la temida Cresta los Fugaos asoma sus aletas. Un tramo de tierra y roca casi vertical que te pone alerta y hace que te olvides de tus miserias hasta que lo termines.
Una vez arriba a seguir subiendo. Ya veo la antena del Picu Rondiz y el calor aprieta más. Me acerco y... ahora a bajar. Eeeeeh?????. 300 m. y a subir. Ayyyyyyy mamáaaaaa. Tengo pupitaaaaaa !!!!
Con el corazón a mil y el calor en la nuca llego al deseado picu Rondiz (740 m.) y nuevo avituallamiento para comer y beber. Bueno lo gordo está. Quedan poco más de 4 km. por una zona bonita de bajada y entrar en un nuevo bosque en la parte alta del pueblo de Pampiedra. De repente aparece el último repecho que estaba esperando y al acabarlo me tengo que parar a respirar. No podía más. El cansancio acumulado de las semanas de convalecencia me dejan pal arrastre. Tomo aire, armo la cabeza para el resto y... A seguir...
El resto es la bajada a la Jaula, corta pero vertiginosa con cuerdas para nuestra seguridad y, con giro a la izquierda, entro en el socavón Emilia. Último km. de correr por la mina.


En la semioscuridad me voy emocionando por los esfuerzos de los voluntarios y organización, mi propio esfuerzo y lo bonito de la carrera. El agua que me caía encima fruto de las filtraciones del terreno y de las raices de la tierra me regeneraba a cada paso. A ritmo constante y sin ceder en el esfuerzo llego a las escaleras. 174 escalones que te llevan a la luz, te sacan de la mina y dan por finalizada la carrera.
Aplausos, bienvenida reconfortante de Diego (como speaker) y de toda la organización

No puedo más que entrar agradecido después de 4 horas y 51 min. de carrera. Mucho más de lo previsto, pero hay veces que el triunfo es la llegada. Y de ésta me llevo esa lucha
Muchísimas GRACIAS chavalería. Voluntarios, Organización, Fotógraf@s, por una carrera increíble. Dura, exigente y bonita a partes iguales.
Ahora puedo decir por fin (después de 3 años) que estuve en el Trail Valle del Samuño. Una carrera de casa que te hacen sentir como en ella.


Viva el Trail y larga vida al Samuño Trail y su organización

Mákinas... Nos vemos en las carreras!!!