Domingo, 9 de Abril de 2023
Estaba nervioso, pero necesitaba la carrera. Las últimas
semanas veía cómo estaba haciendo malabares con las horas para sacar tiempo
para entrenar y el objetivo se estaba acercando. Los 30 km. del Diantre con su
dura subida al picu Pienzu requiere una preparación acorde que no estaba teniendo.
Esa fue una de las razones para venir a Lena. Otra es que no
conocía la carrera y eso supone una motivación especial.
Con todo ello, me presento en la salida con 20 km. por
delante y 2.000 m. de desnivel acumulado. El perfil es de los “sencillos”,
8 km. de subida y 12 de bajada. Decido llevar bastones, porque no me veo del
todo bien y a pesar de los km. de bajada, no me molesta cargar con ellos. Además
siempre los suelo utilizar cuando ya las piernas ni el cuerpo dan más de sí en
la parte final de la carrera.
Demonión al micro, 3, 2, 1… … y a correeeeeeer….
Salimos de Pola de Lena
pasando por la plaza principal y nos adentramos en una calle que inicia la subida
por una pista de hormigón. Ahí intento mantener la cadencia de carrera, pero
ante la insistencia del inicio del desnivel, me pongo a caminar tirando ya de
los bastones.
Al poco tiempo cogemos una pista de tierra por la que discurrirá
la mayor parte de la subida. Es verdad que no es su mayor atractivo, pero como
el camino está rodeado de árboles, nos abriga del calor del sol que empieza a
asomar.
El desnivel va haciendo que en cada curva, si giras la
cabeza veas cómo los pueblos y las carreteras van quedando atrás, abajo, muy
abajo, mientras que tú te vas viendo arriba, y las piernas tirando de ti con el
esfuerzo que se necesita y, entonces, es cuando te das cuenta que todo esto es lo
que te proporciona esa sensación de libertad y disfrute.
Estamos llegando al km. 6 y hay un respiro en el perfil. Iniciamos un tramo liso, incluso de ligero descenso que aprovecho para no bajar el ritmo y correr un poco. Pero no dura mucho la sensación de velocidad porque la pendiente vuelve a cambiar y la subida aparece de nuevo en forma de un tramo de tierra con fuerte desnivel. Los aprox. 300 m. de esta subida se me hacen duros, y creo que me empieza a pesar el cansancio, pero regulo y por fin veo un giro a la derecha y puedo afrontar el final de esta parte de carrera. Ya no hay sendero ni tierra ni nada. Solo monte, piedras y subida, mucha subida. Es la parte más bonita de la carrera, donde te tienes que emplear a fondo para gestionar las fuerzas en apenas un km. de dura subida montuna, pero la gaita suena y el final está cerca.
Foto: Jorge LilloEs el km. 8,5 aprox. de carrera, y ahora toca bajar…
Primero por pradería,
luego por pista de tierra pasando por el área recreativa de La Peral y como sorpresa, nos adentramos en una zona boscosa muy bonita cercana al río Naredo que nos acompañará hasta la ermita de La Flor y con ella, después de ya unos pocos kms. su entrada de nuevo en Pola de Lena.
La bajada se me hace larga, y en varias ocasiones camino un poco para dar respiro al cuerpo. Me esfuerzo para no salirme (mentalmente) de la carrera y me voy motivando con la cercanía de la meta a la que se llega con un pequeño y prestoso callejeo
Foto: MV Fotoy aaaaaayyyyy, qué bien sienta pasar esa línea después de 2 horas y 50 minutos…
Un balance muy positivo de carrera porque me ha servido para
darle desnivel y kms. a las piernas que no las siento tan cansadas como el
cuerpo, pero ahí estaba el motivo de venir, acostumbrar al cuerpo a la
distancia y tiempo de esfuerzo.
Un placer haber corrido en Lena con un ambiente en la zona
de salida-meta muy tranquilo y familiar.
Muchas gracias a la organización con un recorrido
perfectamente señalizado y la chavalería fotógrafa, siempre animando y haciendo
ese click que nos regala fotos inolvidables.
Próxima parada: La pisada del Diantre. 30 km. por el Sueve
Nos vemos en las carreras.
Vamoooooooos