viernes, 11 de marzo de 2016

III KANGAS MOUNTAIN. Detalles de una carrera que hacen que sea lo que es... ESTO YE TRAIL

Sábado 5 de Marzo de 2016

Con muchas ganas de carrera, buenas expectativas llego a la III Kangas Mountain. El ambientazo montañero pone el calor día que nos tocó.
El recorrido es el mismo que el año pasado. Lo conozco y voy pensando en las zonas de reserva, otras más ligeras etc. para planificar los esfuerzos. El objetivo como siempre disfrutar de la carrera por el monte e intentar mejorar el tiempo del año pasado (4 horas 54 min.)
Cuando llegué a la meta la valoración iba a ser muy distinta después de los 30 kms. de montaña. Una caída, algo de deshidratación y sobre todo el frío, quizá más fuerza en las piernas, fueron los ingredientes explosivos para que no me saliese una buena carrera. Pero vamos por orden…

La salida, bajo la lluvia, rápida. Salimos de Cangas recorriendo aprox. 1 km. De asfalto y encarar la primera subida al pico L´Arbolín. Como estaba previsto, tapón pero calma, unos segundos de espera y de nuevo fila india y a caminar-correr por prados y senderos de barro. Se veían nervios en algunos corredores que trataban de adelantar y marcar un ritmo rápido. Aún así, pronto se abrirían espacios para poder marcar el ritmo que me interesaba. Me siento bien en las primeras subidas, ligero de piernas y corriendo.
 


Antes de llegar al pico (km. 5 aprox), granizada y viento. Buff, por suerte para rápido y nos deja bajar a gusto



En nada, bajando por pistas de tierra estábamos en Cangas. Primer avituallamiento líquido (kms. 10) y ambientazo. La verdad es uno de los mejores momentos, incluso se abrían algunos claros en el cielo. Aplausos, ánimos… mucho calor de carrera…


Y cómo no, un clásico… el puente romano de Cangas… Cómo mola pasar por ahí…



A partir de ahora, llega la zona rompepiernas, pasamos un tramo de salida de Cangas llano para encarar unas pistas de tierra ya en cuesta. Pasamos de correr a trotar y luego a caminar en cuanto nos adentramos en el monte.
Me encuentro bien, deseando llegar al avituallamiento sólido. Contaba con él en el km. 10, pero sólo era líquido, así que voy tirando de los higos que llevaba en el bolsillo. 


Llegamos a Sotu Degu y seguimos por el monte. Mucho barro, lo esperado y las piernas van respondiendo. Me siento bien, buenas sensaciones y me dejo llevar con reservas, guardando fuerzas para el final.
Salimos del monte para encontrar el segundo avituallamiento (menos mal). Me encontraba con sed y ganas de comer, así que bebo agua y como frutos secos, chocolate y me llevo algunos orejones para el camino. Sigo a lo mío y siempre ganando posiciones, bien de cabeza, disfrutando. Cuando me doy cuenta, estoy en el Collau L´Andrín, bajando hacia el paso por el Dobra. Me está pasando la carrera volando.
Es ahí, en la bajada antes de llegar al desfiladero donde tengo la caída. Sin importancia porque era zona blanda y caigo de lado. Me levanto y estoy bien, sin dolores, así que sigo bien. Un rato más hecho mano al bolsillo del lado de la caída y no hay nada. Había perdido la comida que llevaba y la llave del coche. No puede ser (pienso). Doy la vuelta con la poca esperanza de encontrar la llave. La gente que me ve: ¿todo bien? ¿qué pasa?... Nada, la llave que perdí, digo con la boca pequeña... Desando lo corrido y, como iluminada gracias al papel de aluminio con la que la envolví, encuentro la llave... Uy, Carlinos... menos mal...
Intento entrar de nuevo en carrera, pero con un punto de desconcentración, llego a la parte más técnica de la bajada en la que pierdo bastantes posiciones. Desconcentrado y muy inseguro me centro en llegar al Dobra lo mejor posible.
Lo consigo y paso el puente colgante mucho mejor que el año pasado, bien de piernas y corriendo por la senda hasta la Olla de San Vicente.


Llego al avituallamiento del km. 20 y de nuevo a comer y beber. Noto falta de ambas cosas, así que tengo que recuperar.
Se inicia ahora la última subida y más dura. El tramo del pedrero que inicio con calambres en ambas piernas. Toca regular y subir poco a poco.


Una vez superado, de nuevo al monte. De repente empieza a llover en cantidad y con viento. El frío se empieza a notar en exceso. Cada vez más mermado y agarrotado veo como empiezo a sufrir.
Una ayuda me llega en forma de Manuel Rebolo, que iba tirando de su compañero de equipo y aún le quedan fuerzas en plena subida para animarme y darme agua que uso para tomar una pastilla de magnesio (demasiado tarde ya). Aún así, llego al último avituallamiento soplando las manos por el frío para tomar un chocolate caliente (parecía broma a esas alturas) y encarar los últimos metros de subida hasta Següenco. Más frío, más viento y lluvia me pasan mucha factura.
Otro detalle: Un corredor que me dice que me ve sufriendo quiere darme su chaqueta. Él tiene otra. Gracias le digo varias veces (increíble un detalle más). Esto ye trail, pienso...
Por fin se acaba la subida y caminar un poco para empezar los últimos 7 kms. aprox. pero aún quedaba mucho por pasar.
 La nieve aparece, el viento lateral en insufrible, las manos mojadas y congeladas las tengo que arrimar al cuerpo porque creo que se me caen los dedos. Los copos de nieve se meten en los ojos y el frío empieza a ser terrible. Corro más por salir de ahí que porque estoy en carrera, pero estoy agarrotadísimo. Tengo que tirar de cabeza y tranquilizarme porque empiezo a pensar qué hago yo aquí, y eso es lo peor. Así voy bajando, olvidándome ya de la carrera, del tiempo y de todo. Nada más que en perder altura, ganar calor y llegar a meta.
Consigo llegar a las antenas de Següenco caminando, al paso por la cuerda y llegar a la zona de pista, donde ya empiezo a sentir las manos. No pude comer nada más porque no podía coger lo que llevaba en el único bolsillo que me quedaba. Al menos seguía con la llave del coche (je, je...)

Después de la zona de pista entramos en el bosque del final donde vuelvo a correr y por fin ya huelo a meta.
Llega el asfalto y los ánimos de la gente para entrar de ésta guisa:

En fin, aún hoy disfruto de las duchas de agua caliente como si fuesen un regalo de cumpleaños. Como balance, creo que me faltó equipación material, hidratación y comida sobre todo, cosas básicas que cuando se pone de cruz una carrera te hace pasarlo mal. Ya lo sabía, pero hasta que no pasa, no se hace caso, así que a partir de ahora...
Aprendí mucho de la carrera, disfruté, sufrí, bastante la última hora y media, perdí alrededor de 18 min. respecto al año anterior (creí que iba a ser bastante más) y comprobé cómo una carrera de montaña es más que una carrera. Son regalos en forma de detalles entre los que corremos. Un ejemplo de ayuda y compañerísmo.

Gracias a la organización y voluntarios, y sobre todo a l@s fotógraf@s, en la salida, durante el recorrido y en meta. Gracias a ell@s tenemos éstos recuerdos que son incalculables.
Hay que seguir entrenando, ordenando ideas y... CORRIENDO

Nos vemos en las carreras