jueves, 6 de marzo de 2014

27 Kangas Mountain. Cangas de Onís 2014



A las 8 de la mañana con el dorsal en la mano y la lluvia golpeando los cristales del coche, dos flashes de volver a casa me vinieron a la cabeza pero… … ni de coña
Por fin llegaban las 9:30, sonaba AC-DC y la carrera estaba a punto de empezar.


Cómo hacer la crónica de una carrera de este tipo es algo que llevo pensando unos días, y cada vez que lo hago la única forma posible que veo, es hacero a modo de instantáneas o momentos de carrera.

El primero de ellos es la fila de color subiendo a la primera cota de entidad, el picu L´Arbolín.


 Barro en los pies, resbalones… Siento cómo ganamos altura. Alrededor los montes nos iban rodeando hasta que en una curva, y atravesando un sendero por una ladera volvemos a divisar Cangas. La bajada se hace tranquila. Son los primeros kms. y no hay que cargar mucho las piernas.
A la entrada en Cangas la organización nos hace una especie de “regalo – homenaje” haciéndonos pasar por el puente romano,


que nos llevaría al km. 10 aprovechando el primer avituallamiento líquido y sólido. Unos km. de llano nos iban a llevar hasta Avalle (un pueblo perguapu) para subir hasta la segunda cota,el Collau L´Andrín (km 15)

Aquí la subida se hizo dura por el barro acumulado. Subíamos por ríos de barro y entre patinazos, conseguía avanzar agarrandome a los árboles.
A partir de aquí y hasta la zona del Dobra, creo que llegan los kms. más guapos de toda la carrera,. Corríamos entre montes, por senderos cortantes que te hacían estar alerta. 

Una vez sorteada la bajada, llegamos a Tornín cruzando un puente colgante entre ánimos y aplausos para cruzar la carretera y empezar a correr por la senda al lado del río Dobra y olla de San Vicente.


 El km. 20 se acercaba y el segundo avituallamiento sólido llegaba. A partir de aquí la última subida fuerte. Muy dura, muy pindia y con barro. La ayuda de un palo se hizo inevitable.
Consigo llegar al km. 22 donde estaba el último avituallamiento (líquido) y sólo quedaba una última subida fuerte (cómo no) hasta coronar en la Vega de Oñanes (km. 25 aprox.)

Los calambres aparecieron aquí y una vez arriba, me paro a estirar la pierna izquierda. Me tomo un yogur líquido que llevaba para ésta situación que sabía que llegaría, y poco a poco vuelvo a coger el ritmo. Ahora es todo cuesta abajo. Primero hasta Següenco, y luego ya por pista de tierra hasta la meta

El ritmo no lo iba a cambiar, ni más rápido ni más lento. Concentrado, el cuerpo erguido y la zancada corta, poco a poco iba comiendo los últimos kms. que me quedaban.

Cuando entro en meta casi 4 hora y media más tarde, me encuentro bien, contento y con fuerzas.

Los 29 km. de carrera y sus 3.500 m. de desnivel acumulados estaban superados, y bajo la carpa de la organización, y comiendo bocadillos de nocilla y galletas energéticas, entre charlas con los compañeros de carreras, empezaban a crearse las imágenes que hicieron que pudiese escribir ésta crónica.

Gracias a la organización y a los fotógrafos. Gran carrera

Un placer correr entre montañas

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