jueves, 4 de diciembre de 2014

Maratón de Donostia. San Sebastián 2014

Los maratones sin acabar también se han de contar. En los dos sentidos.
Pero ésto no lo sabía la mañana del domingo 30 de noviembre de 2014, eso sí, algo más nervioso de lo habitual, y con muchas ganas de empezar a correr.

El ambiente: Ambientazo. La llegada en Anoeta: Espectacular. La foto: De rigor

No estaba muy seguro de mis posibilidades, pero había entrenado según el plan establecido, algo irregular, algo más cansado que en años anteriores con la misma preparación y con peores sensaciones. No fue hasta el último mes de entrenos donde me empecé a ver con posibilidades de ser nuevamente maratoniano. El objetivo de marcar 3 horas 30 min. ya no lo tenía en mente. Eso sí, intentaría rondarlo según las pulsaciones.

Las pulsaciones... mi gran enemigo del domingo.
Situado en la línea de salida, y esperando la hora, a soplar...


Los primeros kms. controlando las pulsaciones. Un poco altas Carlinos, me digo... Paso el km. 2 en 10:15 y me digo, bueno, empieza bien el tema, sólo hay que bajar de cardio. Bajo el ritmo y las pulsaciones, pero sólo por momentos. De manera irregular suben, bajan. Me pierdo en el ritmo, me noto desconcertado. Una situación extraña de carrera.
Quiero disfrutar de la carrera y me dedico a correr, pero no puedo dejar de mirar el reloj con las pulsaciones. Sé que si no las bajo no llegaré, y además lo pasaré mal.
Llega el km. 10 y sigo igual. Estoy en el paseo de la Concha y vamos dirección Ondarreta. Allí giramos a la izquierda para ir a la zona de las universidades. Avenidas largas, llenas de corredores (media maratón y maratón) y sigo igual. Pulsaciones altas. Damos la vuelta hacia Anoeta y sólo quiero llegar al km. 21, para empezar la segunda vuelta. Pero aún estoy, como quien dice, en el inicio de la carrera. En el km. 16 parece que empiezo a sentirme bien. En el km.18 entre los ánimos de la gente ya huele a media maratón. Así es, paso por el estadio de Anoeta y por fin, km. 21. Lo hago en 1:53´aprox. A seguir.

Mucha gente, muchos aplausos, mucho oso ondo, muchos ánimos. Pero las pulsaciones... altas. Ahora a 160. Así no Carlinos. Así no llego. Pero no puedo bajar. Muy raro, no lo veo nada claro.
En la segunda vuelta intento regular y bajar el ritmo. Ya me olvido de los tiempos por km. y sólo quiero acabar bien y disfrutar.

A cada paso, mi "hinchada particular" (cómo agradecerles... no sé. Increíbles...). De nuevo por las mismas calles pero a un ritmo menor. El cuerpo iba respondiendo y las piernas bien, pero estaba incómodo y sin ritmo. Llego al km. 24 por la avenida del río Urumea saliendo de la ciudad y por la zona más solitaria de carrera. Llegan momentos de incertidumbre y reservas. En el km. 26, bajo más el ritmo y en el 29, ya en la zona de Gros, noto las piernas, no cansadas si no rígidas por la parte superior de los cuádriceps. Ya casi no puedo correr y ... problema, en el km. 30 tengo que parar a caminar. Cabizbajo continuo y de nuevo a correr, pero llega el km. 31 y ya no más. No puedo más. Me noto que tengo aún cuerpo preparado para la carrera, para continuar pero no puedo correr. Llevaba casi ya 3 horas y lo que me quedaba era casi todo caminar. No consigo entenderlo, pero me tengo que salir de la carrera. ABANDONO.
Aún hoy recuerdo quitar los clips del dorsal y darle la vuelta y... Bufffffffff, coñooooooooo.

Analizar, pensar, buscar explicaciones... Eso es lo que queda.

Primer abandono en una carrera para mí. Es duro porque viendo el resto de corredores llegando, cumpliendo su objetivo, luchando, y uno sin ser capaz de estar ahí pues... ...
Los corredores populares estamos sometidos a infinidad de variables que si se confabulan, te la arman. Buscando se encuentra, y mientras haya asfalto o tierra caerán los kilómetros.

A reponerse y seguir


Nos vemos en las carreras